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Economic Research
Una potente medicina para una economía debilitada
Los trastornos en los mercados financieros han hecho que sea
difícil librarse de la actual recesión; sin embargo, nuevos
instrumentos de política están dando señales de que se puede
superar las fuerzas que han impedido la recuperación.
Volume 11, Number 2
Second Quarter 2009

FEATURES
Southeastern Banks: In the
Eye of the Storm
State and Local Budgets
Hinge on Economic Recovery
Strong Medicine for an Ailing
Recovery

DEPARTMENTS
On Point
Fed @ Issue With Michael
Chriszt
Grassroots: Hattiesburg,
Miss.
Q & A: Clint Mueller
REIN
Closing Numbers
Staff
Now and Then
EconSouth Now
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La actual recesión, que comenzó
en diciembre de 2007, se diferencia
de la mayoría de las anteriores
recesiones en al menos un aspecto
importante: está siendo
acompañada de la crisis en el
mercado financiero. Los excesos
en el sector inmobiliario desataron
las crisis dentro del sector
financiero lo cual contribuyó a la
aparición de mayores problemas en
la economía en general.

Related Links
On the Web:
Federal Reserve Board: Credit and Liquidity
Programs and the Balance Sheet
The American Recovery and Reinvestment
Act
FDIC's Temporary Liquidity Guarantee
Program
S&P;/Case-Shiller home price indexes

La fuerte reversion del sector inmobiliario ha dejado en evidencia las cruciales
debilidades del sector financiero que han ocasionado que la desaceleración
económica haya sido mucho más severa de lo que podría haber sido. A su vez, los
problemas del mercado crediticio han disminuido la efectividad de las respuestas
tradicionales de políticas ante la debilidad económica. Por ejemplo, la Reserva
Federal normalmente responde, ante situaciones de recesión, con políticas de
reduccion de tasas de interés, acciones que usualmente ayudarán a recuperar el
crecimiento a través de la reducción de los costos de capital, y por tanto, a aumentar
el gasto. Sin embargo, durante los episodios de inestabilidad financiera del año
pasado, los costos del crédito realmente sufrieron un incremento aun cuando los
rendimientos de los activos de bajo riesgo, tales como los bonos del Tesoro de los
Estados Unidos, disminuyeron junto con la tasa de los fondos federales, y el
funcionamiento del mercado de crédito se deterioró seriamente.
Con esta limitación en la efectividad de las tradicionales herramientas monetarias, la
Reserva Federal, junto con otras autoridades de gobierno de Estados Unidos y sus
contrapartes internacionales, ha concebido políticas para abordar problemas
financieros y económicos específicos. Estas políticas representan de manera
conjunta un enfoque amplio pero cabe resaltar que cada política se dirige a uno o
más eslabones dentro de una cadena de eventos que se refuerzan entre sí.
Demasiadas casas hunden el mercado

En 2005, el año de maximo boom para el sector de la construcción, se levantaron
1.4 millones de viviendas unifamiliares en los Estados Unidos. En aquella época, las
tasas de interés hipotecario históricamente bajas y la rápida valorización de las
casas propiciaron una mayor inversión en el sector inmobiliario que llegó cerca del

doble de aquella vista una década antes (700,000 en 1995), según la Oficina de
Censos de los Estados Unidos.
El surgimiento de nuevas urbanizaciones residenciales fue especialmente importante
en algunos estados de la Franja del Sol (Sun Belt) como Florida y Georgia. Los
prestamistas competían para financiar nuevas urbanizaciones residenciales, y la
construcción se disparó en segmentos del mercado tales como adquisición de una
segunda propiedad, condominios en los alrededores de la ciudad, y compra de casa
en zonas suburbanas, donde las compañías constructoras percibieron posibilidades
sólidas para un importante crecimiento demográfico.
Sin embargo, para el año 2006 la oferta de casas nuevas comenzó a sobrepasar la
demanda. La oferta mensual de casas nuevas en venta aumentó de 4.8 en el cuarto
trimestre de 2005 a 6.8 un año después, y para finales de 2007 ésta había
aumentado a 9.3, según el Departamento de Comercio de los Estados Unidos.
Las compañías constructoras respondieron poniendo un freno a las nuevas
construcciones y despidiendo trabajadores. En el momento más alto (el primer
trimestre de 2006), la industria de la construcción residencial empleaba cerca de 3
millones y medio de trabajadores a nivel nacional. Hacia fines de 2006, la industria
de la construcción había despedido cerca de 100,000 trabajadores, según la Oficina
de Estadísticas Laborales de los Estados Unidos (BLS, por sus siglas en inglés). Sin
embargo, aun con una disminución en el ritmo de las construcciones, las ventas de
casas nuevas cayeron todavía más rápido, por lo que los constructores añadieron
incentivos e inclusive disminuyeron los precios con la intención de aumentar las
ventas.
Mirando al futuro cercano donde la abundancia de casas a la venta podría persistir
por un tiempo más, la construcción de casas nuevas probablemente permanecerá a
niveles bajos nunca antes vistos o cerca del nivel de abril de 2009, cuando las casas
nuevas comenzaron a caer a 458,000. También es probable que el empleo en la
industria de construcción residencial se mantenga a un nivel cerca de los 2.5
millones, casi un millón de puestos de trabajo menos que al momento de mayor
dinamismo en el sector, según la BLS. Además de los problemas con casas
unifamiliares, se espera que los proyectos de condominios en muchos mercados que
fueron financiados y que comenzaron tarde en el ciclo inmobiliario estén disponibles
hacia finales de 2009, incrementando el stock inmobiliario. Bajas tasas de interés
hipotecario y la recuperación del crecimiento económico más adelante en este año,
deberían estimular la compra y gradualmente disminuir los inventarios inmobiliarios;
además, existen algunos signos de que el mercado inmobiliario estará recuperando
su estabilidad.
¿Qué tan bajo pueden
caer los precios de las
casas?

En enero de 2000, el índice
nacional de precios de
vivienda Case-Shiller, un
indicador compuesto de la
información de ventas
inmobiliarias de las 20 áreas
metropolitanas más
importantes en los Estados
Unidos, alcanzó la marca de

los 100 puntos. Seis años y
medio después, en julio de
2006, ese índice de precios
había subido a 206.52.
Durante esos seis años,
cuando los precios de las
viviendas a nivel nacional
habían llegado a más que
duplicarse, la apreciación fue
aun más dramática en
mercados de rápido
crecimiento como California,
Arizona y Florida.
Pero una vez que la oferta de viviendas comenzó a sobrepasar la demanda, la
valorización de precios en algunos mercados comenzó a estancarse durante el año
2006. Además, con las perspectivas de que disminuyera la continua valorización del
precio, las ventas en el mercado inmobiliario disminuyeron cuando los compradores
temieron estar pagando precios excesivos por las casas.
Desde que llegó a su maximo nivel en 2006, el índice de precios de viviendas CaseShiller ha disminuido más del 30 por ciento y los precios de las casas en aquellos
mercados que experimentaron una rápida valorización inmobiliaria durante los años
del boom inmobiliario cayeron en una forma aun más profunda. El precio de las
casas en Miami, por ejemplo, ha caído más de 44 por ciento desde que llegó a su
pico en febrero de 2007, según el índice antes mencionado. Si bien el promedio de
los precios de casas todavía se mantiene más alto que en el año 2000, esta abrupta
e inesperada caía provocó una reacción en cadena de problemas en el sector
financiero, afectando dolorosamente a la economía en general.
Lo positivo de la disminución de precios de las propiedades inmobiliarias es que
aumenta las posibilidades de compra, por lo tanto aquellos compradores que posean
un ingreso estable y una buena historia de crédito cuentan con una amplia selección
de casas para escoger a precios convenientes y bajas tasas de interés, y aun más,
también son atraídos por el crédito fiscal para el caso de aquellos que compran casa
por primera vez. Sin embargo, la oferta todavía es mucho mayor que la demanda,
especialmente en los mercados donde se ha construido en demasía y en los lugares
donde existe un gran número de propiedades que pertenecen a bancos. Además,
mercados laborales débiles están disminuyendo la demanda por la compra de
viviendas. Lo más probable es que en los próximos meses haya una lenta
disminución de los precios de las casas, seguido de una estabilización y una larga y
lenta recuperación en la medida que los mercados laborales mejoren y el inventario
de casas disminuya. Las perspectivas en el ámbito inmobiliario permanecen muy
inciertas. Si bien se han visto algunos signos de estabilización en las ventas, la
presión para bajar los precios podría persistir por un tiempo debido a los niveles de
inventario extremamente altos.
Las ejecuciones hipotecarias se acercan a los propietarios

Durante el boom inmobiliario, como la compra de una casa se estaba volviendo cada
vez más inalcanzable, los agentes financieros comenzaron a ofrecer nuevos
productos hipotecarios que hacían posible que los compradores consigan un mayor
crédito y , por ende, mayor riesgo. Algunos de estos productos hicieron posible que
los compradores puedan invertir menos dinero en su compra bajo el supuesto de
que la continua valorización de precios muy pronto restablecería la situación

patrimonial del comprador (la diferencia entre el valor de mercado corriente de la
propiedad y el saldo restante del préstamo).
Las instituciones hipotecarias también ampliaron sus créditos hipotecarios cada vez
más, a tasas de interés más altas, a aquellos que solicitaban créditos y no contaban
con una relativamente buena historia crediticia o aquellos que no contaban con una
fuente de ingresos segura. En el año 2006, cerca del 20 por ciento de los nuevos
créditos hipotecarios estaban considerados en la categoría de créditos de alto riesgo
(subprime). Muchos de estos préstamos tenían tasas “tentadoras” que se ajustarían
a un nivel más alto después de un período introductorio. La expectativa de muchos
de los que accedían a estos préstamos era que la valorización continua de los
precios de las casas los pondría en una posición cómoda como para refinanciar su
hipoteca en un producto hipotecario de bajo costo.
Sin embargo, cuando los precios de las casas comenzaron a bajar, se dieron las
condiciones para un aumento en la falta de pago de préstamos hipotecarios.
Aquellos que compraron casas al tope del mercado o muy cerca de ese nivel y sin
haber dado una cuota inicial significativa descubrieron que debían más de lo que
realmente valía su casa. Y cuanto más bajaban los precios de las casas, más se
hundían los compradores con su deuda. Compradores con créditos de alto riesgo
(subprime), es decir, hipotecas con altos intereses, se vieron ante la imposibilidad de
refinanciar para evitar esos altos intereses. En consecuencia, las ejecuciones
hipotecarias de aquellos con préstamos de alto riesgo comenzaron a aumentar.
Cerca del 11 por ciento de las hipotecas de alto riesgo convencionales estaban
morosas en el primer trimestre de 2006. Ya en el cuarto trimestre de 2008, la tasa de
morosidad había llegado a duplicarse, es decir, 22 por ciento, según la información
ofrecida por Lender Processing Services (LPS).
El repentino aumento de ejecuciones hipotecarias se añadió a la saturación del
mercado inmobiliario en la medida que prestatarios pusieron a la venta propiedades
ejecutadas, aumentando así la presión para la baja de los precios de mercado.
Además, el aumento de casos de incumplimiento de pagos ayudó a desencadenar la
crisis en el sector financiero.
Si bien la continua disminución de precios de
viviendas ha contribuido al aumento de
ejecuciones hipotecarias a nivel nacional, la
creciente pérdida de empleos durante el año
pasado ha agravado el problema de las
ejecuciones hipotecarias. Más del 5 por ciento
de todos los préstamos hipotecarios a primer
acreedor estuvieron seriamente atrasados en
los Estados Unidos en marzo de 2009,
comparado con 2.75 por ciento un año antes, y
la tasa es aún mayor en el sureste (9 por
ciento), según LPS. Además de alguna
estabilización en el mercado laboral y en los
precios de las viviendas, políticas para
restablecer el flujo de crédito a nivel de bases
y evitar ejecuciones hipotecarias innecesarias
podrían ayudar a disminuir el aumento de
préstamos problemáticos y proporcionar algún
alivio a propietarios afligidos.

La crisis financiera presiona a los mercados crediticios

Los préstamos de alto riesgo encontraron un ambiente muy propicio en los Estados
Unidos en parte debido a la relativa facilidad con la que se otorgaban estos
préstamos, y su relativo alto retorno generado a través de titularización. En el pico
más alto del boom inmobiliario, inversionistas a nivel mundial ambicionaban contar
con activos de altos rendimientos tales como títulos respaldados por hipotecas de
vivienda de alto riesgo (RMBS).
Sin embargo, muchos inversionistas de activos titulados con hipotecas de alto riesgo
utilizaban créditos a corto plazo, incluyendo entidades fuera de balance creadas por
bancos. Cuando aumento el numero de falta de pago de los préstamos, la situación
estaba preparada para una crisis financiera que fue obvia durante el otoño de 2007
en el hemisferio norte, cuando las agencias clasificadoras de riesgo disminuyeron
sustancialmente la clasificación de varios activos respaldados por los RMBS.
El aumento de casos de falta de pago de hipotecas de alto riesgo provocó una
reevaluación de todos los tipos de activos riesgosos, incluyendo activos MBS
comerciales. En la medida que se iba perdiendo la confianza, los bancos
comenzaron a acumular liquidez para cubrir las pérdidas proyectadas. La
incertidumbre en cuando a la magnitud de las pérdidas hizo que los bancos fueran
aun más cautelosos con préstamos entre las propias instituciones bancarias ya que
las contrapartes estaban inseguras acerca de la capacidad de repago de los
prestatarios.
Cuando efectivamente se cerraron muchos mercados de activos de riesgo, los
bancos inmediatamente tuvieron dificultades en emitir documentos comerciales de
corto plazo frecuentemente utilizados para otorgar préstamos nuevos, lo que resultó
en una permanente disfunción del mercado de crédito y restricción de préstamos
tanto a empresas, como a otras instituciones bancarias y a consumidores.
Las presiones financieras ya se han aliviado en el 2009, en parte como respuesta a
las políticas dirigidas a restablecer la liquidez y el flujo del crédito en la economía.
Por ejemplo, muchas políticas de la Reserva Federal han sido diseñadas para
posibilitar préstamos en casos cuando el mercado por si solo lo hubiera impedido.
Otras políticas de la Reserva Federal, como el programa de compra de títulos
garantizados con hipotecas, han sido diseñadas para reducir el costo del crédito y
aumentar la disponibilidad de préstamos. Aunque las condiciones del mercado
crediticio están mejorando, este mercado todavía no ha vuelto a la normalidad. Es
más, la recesión económica ha perjudicado de manera general la demanda de
préstamos en el sector privado, tanto a nivel comercial como del consumidor. Sin
embargo, mejoras adicionales en el funcionamiento de los mercados ayudarán a
reafirmar la confianza en el sistema financiero, y el restablecimiento del crecimiento
económico ayudará a estimular una mayor actividad crediticia.
Consumidores y negocios
refrenan el gasto

La actual recesión económica
es extremamente profunda y
prolongada. Desde el inicio de
la recesión, en diciembre de
2007, hasta abril de 2009, la
economía estadounidense ha
perdido un estimado de 5.7

millones de puestos de trabajo
según datos el Departamento
de Comercio de los Estados
Unidos. Los estimados
preliminares del PIB para el
primer trimestre de 2009
muestran un descenso de 6.1
por ciento, similar a la
disminución ocurrida en el
cuarto trimestre de 2008.
Hasta cierto punto, la recesión
empeora la crisis financiera reduciendo aun más la demanda de compra de
viviendas, lo cual contribuye a que los precios caigan, se ejecuten hipotecas por falta
de pago, y existan más problemas de préstamos e inversiones para las instituciones
financieras.
La encuesta de la Reserva Federal sobre las prácticas de préstamos bancarios
muestra que los estándares de crédito bancario se han vuelto considerablemente
más exigentes desde el inicio de la recesión. Asimismo, la reducción de la riqueza y
la creciente inseguridad de mantener un puesto de trabajo han hecho que los
consumidores disminuyan sus gastos discrecionales, especialmente compras de
productos más costosos y que requieren de crédito, tales como automóviles o
muebles.
Adicionalmente, los problemas en el mercado crediticio no sólo afectan a los Estados
Unidos. Por ejemplo, en la medida que otras economías desarrolladas, como la del
Japón o del Reino Unido, entraron en recesión, su demanda por productos
americanos de exportación disminuyó bruscamente al mismo tiempo que la
demanda de Estados Unidos por sus productos también se redujo.
El camino hacia la recuperación depende de la reducción algunas fuerzas que han
estado conteniendo los gastos en los últimos 18 meses. En la medida que los
mercados inmobiliarios han estado mostrado algunos signos iniciales de
estabilización, las empresas han logrando algunos progresos en la reducción de
inventarios que se acumularon como resultado del repentino colapso del gasto a
finales de 2008. El gasto de los consumidores también podría estar estabilizándose,
y son alentadoras las noticias recientes sobre la confianza del consumidor, según
una encuesta de percepciones de los consumidores conducida por la Universidad de
Michigan. El gasto del gobierno federal también podría estar reforzando los ingresos
este año y el próximo; sin embargo, los importantes vientos en contra que enfrenta la
economía norteamericana nos hace pensar que el camino a la recuperación podría
ser más prolongado que lo esperado.
Este artículo fue escrito por John Robertson, vice-presidente del Departamento de
Investigación del Atlanta Fed, y por William R. Smith, escritor de planta de EconSouth.

La caja de herramientas de politica publicas se
expande
Para ayudar a normalizar los mercados crediticios, la Reserva Federal
ha proporcionado liquidez a los agentes financieros aceptando ciertos

activos a cambio de otros con mayor liquidez. La Facilidad de Subasta
a Término (TAF, por sus siglas en inglés), la facilidad de financiamiento
de papel comercial de la Reserva Federal, las compras de valores
respaldados por hipotecas residenciales, y la facilidad de préstamos de
valores respaldados con activos a término son algunos de los
programas orientados a restablecer el buen funcionamiento de los
mercados crediticios.
Además, el Tesoro de
los Estados Unidos
ha venido
suministrando capital
a los bancos para
disminuir las
preocupaciones
acerca de la
suficiencia del capital
bancario. Desde el
último otoño, se han
distribuido cerca de
200 mil millones de
dólares dentro del
marco del programa
del Tesoro de los
Estados Unidos que proporciona inversiones de capital del gobierno a
cambio de acciones para bancos que se mantienen estables.
El capital de los bancos bajo escrutinio

Recientemente, el Tesoro de los Estados Unidos, junto con las
agencias supervisoras de bancos, implementó el Programa de
Supervisión de la Evaluación del Capital (SCAP por sus siglas en
inglés), para asegurarse que las instituciones bancarias
estadounidenses se encuentren adecuadamente capitalizadas.
Durante este programa, los evaluadores examinaron las necesidades
de capital de las 19 mayores instituciones bancarias de los Estados
Unidos en relación a las pérdidas que podrían tener frente a unas
circunstancias económicas más difíciles.
Cuando la evaluación indica que temporalmente se necesita un capital
adicional, estas instituciones tienen la oportunidad de conseguirlo con
el sector privado. Si estos esfuerzos no tienen éxito, el gobierno
proporcionará capital amortiguador a cambio de acciones. Al
proporcionar capital adicional, el gobierno confía en que puede reducir
la preocupación acerca de la adecuacion del capital bancario apoyar la
confianza en el sistema financiero estadounidense, reducir presiones
financieras, e impulsar nuevos préstamos.
Además de proporcionar capital, el gobierno, a través de la
Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC por sus siglas en
inglés), ha garantizado temporalmente algunos pasivos de instituciones
de depósitos asegurados y de las compañías donde tienen
participación permanente (holdings). Este programa proporciona una
fuente estable de fondos para estas instituciones, disminuyendo las

presiones que algunas de esas instituciones tienen que enfrentar para
financiarse.
Finalmente, el Tesoro de los Estados Unidos ha anunciado
recientemente un programa para ayudar a bancos y otras entidades de
préstamo a reducir sus participaciones de activos inmobiliarios legados
y, por lo tanto, crear un espacio en sus balances para nuevos
préstamos. Los bancos han tenido problemas para vender sus activos
porque los compradores potenciales no podían obtener el crédito que
necesitaban y además porque estos inversionistas son muy reacios al
riesgo.
El propósito del
nuevo programa es
establecer fondos de
inversión púbicoprivado para comprar
activos legados. Este
programa está
diseñado para darles
a potenciales
inversionistas el
apalancamiento que
necesitan así como
otorgarles alguna
protección contra
riesgos de pérdida.
Apuntalando un sector inmobiliario caído

Para proporcionar un apoyo directo al sector inmobiliario y a las
finanzas domésticas, la Reserva Federal se ha comprometido a
comprar hasta 200 mil millones de dólares de deuda que tienen las
empresas patrocinadas por el gobierno (GSEs– government-sponsored
enterprises) tales como Fannie Mae y Freddie Mac. Más allá de este
apoyo, la Reserva Federal ha expandido la compra directa de valores
garantizados con hipotecas con una capacidad total de 1.25 billones de
dólares. Estas actividades han ayudado a disminuir las tasas de interés
hipotecario.
Asimismo, las acciones de la Reserva Federal para disminuir la tasa de
interés para fondos de la Reserva Federal han reducido los costos de
los préstamos a corto plazo, ayudando así a los prestatarios cuyos
pagos de intereses están amarrados a la tasa de interés preferencial,
como es el caso con muchas líneas de crédito relacionadas al
patrimonio de crédito inmobiliario.
De manera independiente, y en un esfuerzo por hacer despegar el
mercado inmobiliario, el Congreso aprobó un crédito tributario para la
compra de vivienda en 2009.
El gobierno del Presidente Obama está implementando un plan de 75
mil millones de dólares para reestructurar hipotecas en dificultades. El
plan está diseñado para proporcionar asistencia, por parte del

gobierno, a propietarios que tienen dificultades para realizar sus pagos
hipotecarios de manera tal que puedan modificar sus préstamos y
evitar ejecuciones hipotecarias.
Además de estos
programas de ayuda al
financiamiento
inmobiliario, la Reserva
Federal y otras
autoridades han
establecido alianzas
con grupos
comunitarios que están
tratando de adquirir y
restablecer
propiedades
desocupadas. Otros
esfuerzos están
dirigidos a animar a
entidades de préstamo
y de servicios hipotecarios a trabajar con prestatarios de riesgo. Las
instituciones reguladoras también han desarrollados nuevos
estándares de préstamo para evitar algunas prácticas abusivas de
préstamo, elaborando protocolos para estandarizar enfoques de
reducción de pérdidas, y mejorar los estándares de información.
Las políticas buscan un impacto más amplio

Los recientes sucesos financieros han puesto en evidencia la
interconectividad y la naturaleza global de los mercados financieros y
actividades económicas; las consecuencias del círculo de la
retroalimentación negativa entre el sector financiero y la economía han
sido severas; sin embargo, las acciones combinadas de políticas –
provenientes de los bancos centrales de todo el mundo así como de
otras autoridades públicas – están diseñadas para ayudar a fortalecer
y, eventualmente, restablecer la fortaleza de la actividad económica y
financiera.

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